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Foto del escritorLubela Parrales

Una marimba de chavalos...

Actualizado: 31 ago 2022



Hace un mes casi, apareció en mi feed de facebook la noticia de un tramo en el mercado oriental que literalmente se hundió y dejó en la calle a la vendedora. No entré a leer la noticia porque últimamente busco en los comentarios las opiniones de las personas... es como un ejercicio automático que me sirve para entender mejor la comunicación en las redes sociales, conocer qué opinan es algo muy interesante.

Este comentario saltó a mi vista:


La situación de esa madre, soltera y trabajadora es muy díficil, todos nosotros cargamos herencias de generación en generación de costumbres, maneras de vivir la vida y también limitarla... culparla a ella por tener tantos hijos sin tener las condiciones para criarlos, es ver la situación de una manera muy cómoda. Imaginemos su mundo, su infancia, imaginemos la de sus padres, la de sus abuelos... pensemos un poco cómo es su visión del mundo, del día a día, de las opciones que tiene...

Todos nosotros como sociedad podemos influir poco a poco en ayudarnos unos a otros a tomar mejores decisiones, sin ofendernos, sin devaluarnos, sin imponernos... y entonces cómo? Pues desde nuestra propia experiencia, al final y al cabo todos somos humanos y cometemos errores, estamos acá para aprender y compartir. El único camino que puede transformar positivamente todo, es ese. Yo por ejemplo hago mi parte, cuando platico con chavalas más jovenes, con adolescentes... les cuento algunas cosas que viví, errores que cometí para que no se sientan solas, raras, o diferentes.

Una de las decisiones más importantes en la vida de una persona es el inicio de su vida sexual. En el caso de la mujer, es una decisión aún más trascendental porque aunque el hombre también es responsable de ese posible embarazo, la realidad es que muchas veces, no lo asumen así...

"Cuando yo era adolescente sabía del sexo lo que estaba en los libros (y también de las distorsiones en la televisión y de los jóvenes mayores que alardeaban), y había leído mucho de sexualidad, de salud sexual, de las enfermedades, del ciclo menstrual, etc... sabía tanto que muchas compañeras del colegio creían que yo ya había tenido alguna experiencia y no era así, pero nada de lo que sabía me ayudó a esperar, a tomar otra decisión...cuán diferente habría sido tener una plática de mujer a mujer, alguien que me contara con franqueza cómo había sido para ella su despertar sexual... No la tuve y un día al final de ese año después de cumplir 15, tras varios meses de una jalencia a escondidas (donde yo juraba que nadie se daba cuenta, y de nuevo, nadie se atrevió a hablar conmigo), y de la insistencia de ese novio del que estaba perdidamente enamorada, y con la curiosidad y la rebeldía de probar lo prohibido, lo hice... lo curioso es que después de cada encuentro, menos enamorada me sentía de él, y volvía porque precisamente me gustaba sentir que me estaba liberando -desenamorando-... eso no era amor ni nada parecido, era una fuerte atracción y un millón de hormonas revoloteando... (si, la gente le dice mariposas)... tuve suerte de guiarme por mi ritmo menstrual pero tiempo después tomé conciencia que en realidad pude haber quedado embarazada antes de cumplir 16 o contraer alguna enfermedad...

Cuando uno ve hacia atrás se asombra de lo tonto, arriesgado, imprudente que fue... lo valioso de todo ese aprendizaje yace en compartirlo, hay que capitalizar todas esas experiencias, contándolas y ahorrándole así a otros jóvenes pasar por lo mismo. Muchas muchachas jóvenes, que no conocen su cuerpo y no platican con mujeres adultas, creen que las flechó el amor y se entregan totalmente... cuando en realidad todo era un momento natural de nuestro cuerpo donde se activan deseos, curiosidades y necesidades. Si tienen hijas adolescentes y son abiertos en platicar con ellas, y ellas se sienten a gusto hablar de estos temas con uds sus padres, compartan su mundo adolescente, sean humanos, cuenten sus miedos, sus sueños, inseguridades y errores de esa época. Seguramente sus hijos querrán escuchar... y sino han sabido cultivar esa comunicación y confianza, pidan uds ayuda a alguien con mayor experiencia, muchas familias llevan a sus hijos al sicólogo cuando son los padres quienes deben ir primero por su cuenta. No hay nada malo en buscar ayuda, todo lo contrario, refleja el deseo de sanar, mejorar, superar, buscar ayuda y esforzarse en verdad por ese cambio, es amor en su máxima expresión. No nos excusemos en cómo fuimos criados, en las carencias, en los golpes ni en los traumas nuestros, tomemos conciencia de nuestro rol y asumamos el reto.

Ajá y los hijos varones? Lo mismo, desde la casa se debe hablar, de manera natural, sin avergonzar, sin señalar... reforzar el valor de la amistad, del respeto mutuo... Yo tengo una hija y un hijo y francamente no pienso hacer distinción en qué conversaciones si tener o no con ellos. Seré observadora, franca y accesible, -espero- y tampoco me adelantaré a sus inquietudes robándoles su despertar... (un motivo fuerte de curiosidad fue precisamente las cosas que vi antes de tiempo y situaciones en las que no respetaron ese pudor natural que todos los niños desarrollan... como cuando de pronto un día ese niño o niña que le gustaba andar desnudo y deja de gustarle y no quiere que lo vean o si se siente incómodo si alguno de sus padres está desnudo cuando antes no, hay que respetar a nuestros hijos, ellos llevan su ritmo), y lo peor fue que me dijeran que la culpa era mía por curiosa (eso fue hace poco que reclamé al respecto y me llevé esa respuesta).

Y por último, quizá lo más delicado es que sepan que tanto hombres como mujeres pueden explorar sus cuerpos y conocerlos... acariciarse a uno mismo, es darse amor, es darse placer, es relajarse, es conocerse y descubrirse. Hay que dejar de señalar como malo el placer a uno mismo, si es algo natural y hasta instintivo... tantas prohibiciones, tabúes, señalamientos son los que derivan en conductas compulsivas, obsesivas y de riesgo.

Esa marimba de chavalos... no es de enojarse ni tenerles lástima. Es acercarse y transmitirles algún conocimiento que les pueda ser útiles, es despertar la semilla soñadora que todos tenemos dentro, es compartirles historias de otras personas que superaron sus circunstancias y lejos de darse por vencidos lo tomaron como ese primer gran reto de sus vidas, como un entrenamiento de fortaleza, fuerza de voluntad e integridad. Esa marimba de chavalos entusiasmados, motivados y con sueños pueden lograr grandes cosas si aprovechan esa alianza natural de ser familia, la cultivan y la cuidan... pero si crecen escuchando que son pobres porque su madre no tuvo cuidado, y que lejos de salir adelante son una carga entre ellos y una competencia, nada de esa superación llegará a sus vidas. Creerán eso, eso que les han repetido una y otra vez.

Ya para cerra, recordemos que el problema de las mujeres nicaragüenses solteras y con muchos hijos es un problema de todos nosotros... la prevención radica en enviar el mensaje oportunamente a todas esas niñas y adolescentes para que aspiren, tengan sueños, estudien, estén preparadas para esos cambios hormonales, que conozcan sus cuerpos, que sean dueñas de sus deseos y de su curiosidad, que si dan un paso, sea informadas y decididas, no presionadas ni supuestas a hacerlo solo porque en su entorno es lo más normal. Ser madre es una gran bendición pero cuando los recursos son limitados, el enfoque debe ser la superación personal, el estudio y el trabajo digno como mecanismos para la prosperidad, tener ese enfoque marca la diferencia. No es lo mismo ser madre antes de los 20 que después de los 25.

¿Y vos que opinás?

PS. Les recomiendo este artículo sobre el círculo de la pobreza y el embarazo en Manila, donde lo más común son las familias con 10 niños... vean las fotos también: http://blogs.reuters.com/photographers-blog/2012/10/02/the-cycle-of-poverty-and-pregnancy/

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